• » Inicio

El Teatro, arte escénica por excelencia.

Máscaras de Teatro El término teatro designa tanto la actividad -identificable con un género literario- como el lugar donde se realiza. Esta doble acepción ha determinado la utilización del término drama para nombrar el género o fenómeno literario, que podemos definir como la representación de una acción por unos actores a partir de un texto. Sin representación no hay teatro.

Pero además, lo dramático posee otros rasgos distintivos imprescindibles, como son la necesidad de un lugar físico concreto para la representación (escenario), la participación de un colectivo en la emisión del texto dramático (autor, actores, director, técnicos, músicos), la integración de distintos códigos expresivos (texto, luz, música, danza, efectos especiales, artes plásticas, etc.) y el peculiar estatuto del receptor del texto dramático (público o espectador).


En Occidente, el teatro cuenta al menos con 2.500 años de existencia y ha conocido multitud de formas diversas. El ansia por vivir mundos de ficción, ya sea como parte de un rito religioso o colectivo, ya como entretenimiento o como parte de la formación moral del ciudadano, sigue siendo, desde tiempo inmemorial, parte importante de la cultura de los pueblos.

La TRAGEDIA, el género más antiguo del arte dramático en Occidente, nace en la Atenas del siglo V. a.C. El calado de los valores de experiencia representados en la tragedia griega explica, no sólo que sea todavía un género representable y representado, sino que continúe siendo el punto de referencia obligado de todo estudio sobre Literatura trágica de cualquier época. Los tres grandes trágicos griegos: Esquilo, Sófocles y Eurípides.

 

En la Dramática, la COMEDIA es aquella obra de carácter divertido y festivo, o que por lo menos acaba felizmente. Esta denominación sirve tanto para la comedia clásica grecolatina como para las modernas comedias musicales. Además, en sus orígenes y en gran parte de su historia, la comedia ha procurado corregir los vicios de los hombres, imitándolos mediante el recurso a una trama real o fingida. No obstante, durante siglos también se aplicó el término a obras no dramáticas con final feliz. Dante, en la Epístola a Can Grande, la considera un género poético narrativo distinto a otros: la comedia introduce una situación adversa pero acaba prósperamente, al revés que la tragedia, que tiene un final catastrófico.

 

La palabra DRAMA deriva de la latina drama, y ésta del verbo griego drama, que significa "hacer", y está vinculada a una forma de Literatura destinada a la representación, ya sea en prosa o en verso y, normalmente, en forma dialogada. La etimología, pués, relaciona el término "drama" con una idea de acción. Más restringido que el concepto de teatro, que comprende también formas diversas como la ópera o el ballet, el término "drama" se refiere, esencialmente, a textos compuestos para ser dichos en un escenario, esto es, a la literatura dramática. A menudo, se entiende que un "drama" es una historia sobre distintos sucesos sufridos por unos personajes en un momento dado de sus vidas.

Existen otros géneros teatrales menores como el Auto Sacramental, el Entremés, el Sainete, la Farsa y el Vodevil; además de obras musicales como la ópera, Zarzuela, Opereta y Revista o Musical.

 

El teatro en imágenes

 

Teatro Real de Estocolmo (Suecia)

Teatro Real de Estocolmo

 

Teatro de Hefaistos. Atenas.

Teatro de Hefaistos. Atenas.

 

William Shakespeare

William Shakespeare

 

Lope de Vega

Lope de Vega

El teatro moderno en España

Teatro Real de Madrid El siglo XVI es, para el teatro español, un camino hacia la obtención de una fórmula moderna.

La fijación teatral llega en España de la mano de Lope de Vega, Tirso de Molina, Calderón de la Barca, etc. Su dramaturgia, que habla de reyes justicieros, nobles malditos, campesinos humildes pero orgullosos, santos constantes y, sobre todo, jóvenes hidalgos con superficiales problemas amorosos, era lo que pedía ver un nuevo público, aquello que su conciencia de clase le había enseñado o lo que sus apetencias eróticas pequeño-burguesas le habían sugerido.

La historia del teatro español del Siglo de Oro supone el paso de un divertimento artístico propio de las clases altas a un medio en donde el espectador popular se daba cita con el culto.

La segunda mitad del siglo XIX supone una estabilización del fenómeno teatral concebido básicamente como negocio, en el que los estrenos se suceden en la medida en la que el público precisa de nuevas obras para distraerse sin caer en excesos de profundidad.